Pastillas

Voy a comenzar por una decisión que tomé hace 10 años. Ya que creo que fue ese año en el que volví a ser un poco más yo. Y desde ahí mi transformación no se detuvo nunca más. Esa decisión fue dejar las pastillas anticonceptivas, (las hormonas sintéticas) y separarme de la pareja con quien vivía en ese momento.

Y también comienzo por nombrar a quien ha sido el motor principal que me empuja a buscar estar mejor, sentirme mejor e ir sanando poco a poco: mi cuerpo. Desde que tengo memoria, vivo con dermatitis atópica, lo que me ha llevado a estados de mucha incomodidad, dolor corporal y vergüenza de mostrarme. Intenté sanarla por el camino médico convencional de tratamientos para la piel, pero no funcionaba, así que decido ir probar otro tipo de terapias. La somatización se me hizo evidente, muy real. Y debía atenderla ya, desde todas las áreas posibles. Por ahí comienza también el interés por indagar en mi mundo emocional.

En general siempre fui alegre y curiosa un poco por todo, la naturaleza, las personas, lo tabú, etc. Cuando dejé las pastillas recobré esto. Me empecé a apasionar nuevamente por la vida. Aunque suene cliché, así lo viví y lo puedo ver más claro ahora con el tiempo.

Volví a sentir valentía de probar cosas diferente y nuevas, sin tener certezas. Recuerdo puntualmente el primer verano y vacaciones luego de dejar las pastillas. Fui a la casa del lago de unos familiares, donde muchas personas, a modo de juego, se tiraban piqueros desde las rocas al agua, a veces a 3, 4 o más metros de altura. Evento que otros veranos y vacaciones observaba de lejos y aseguraba que jamás haría. Me daba terror y vértigo.

Pero ese verano en especial, me sentía más viva y con adrenalina, con ganas de intentarlo, por lo que pedí un chaleco salvavidas, escalé rocas y salté al agua. Se sintió espectacular.

Relato ese evento porque siento fue el inicio de reconocerme diferente junto a otros varios cambios que noté en mí, cambios que impulsaron las ganas de entender el por qué haba perdido cierto interés en la vida o quién era yo antes y porqué ahora me sentía distinta.

Sabía que tenía heridas y traumas desde mi infancia, ya que había hecho terapia psicológica durante algunos años. Pero nunca había tomado consciencia de cómo esas heridas (y deduzco también las pastillas), me habían llevado al estado aletargado en el que estuve por años y a tomar decisiones que no se alineaban a lo que yo deseaba. Como por ejemplo, estar conviviendo con una pareja, sin siquiera estar enamorada.

Ya sabemos que las pastillas anticonceptivas cambian la química de nuestro cerebro. La relación entre los anticonceptivos hormonales y la depresión ha sido un área importante de investigación. En un estudio reciente de más de un millón de mujeres danesas de 15 a 34 años, los investigadores encontraron que las mujeres que usan anticonceptivos hormonales tenían más probabilidades de que se les recetara un antidepresivo o de que se las diagnosticaran con depresión que las mujeres que no usan anticoncepción hormonal.

Las decisiones que tomamos bajo el efecto de la píldora me atrevo a decir que no están alineadas a nuestra esencia. Yo lo viví así. Fue una etapa extraña de mi vida. Hoy me queda tomar los aprendizajes que me dejó y compartir la experiencia por si alguna de ustedes lectoras resuena con este mensaje y se siente un poco menos sola.

Con amor,

Lucía

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