Soy Lucía,

Una mujer que cambió de profesión y luego de país. Decidí seguir mi instinto, venir a vivir a España y seguir formándome profesionalmente.

Me gusta crear vínculos honestos, me considero una persona cercana y uno de mis mayores placeres en la vida es bailar. 

A los 18 años entré a estudiar Comunicación Audiovisual y desde ahí empecé a darme cuenta de cómo se construyen muchas de las ideas que tenemos sobre el cuerpo, el deseo, el sexo y los vínculos. Mediante lo que vimos y escuchamos en películas, la televisión, series, las conversaciones cotidianas y el entorno, se nos va formando una idea de la vida y la sexualidad a veces muy alejada de lo real.

Por mucho tiempo, mis vínculos estuvieron marcados por una necesidad de agradar, de adaptarme, de ser querida. Y eso me alejó de lo que soy.

Con el tiempo me di cuenta de que no era solo algo “mío”, sino que respondía a mandatos más amplios, muchas veces invisibles, que muchas personas (especialmente mujeres) cargamos sin darnos cuenta. Esa incomodidad fue lo que me empujó a empezar un proceso profundo de búsqueda.

Justo antes de la pandemia estuve viajando medio año por Asia, donde me acerqué a prácticas como el tantrismo y taoísmo moderno. Al regreso de ese viaje decidí que cambiaría de rumbo profesional y comencé a estudiar más formalmente: primero sexualidad y terapia de pareja, psicoterapia Gestalt y más tarde terapia somática. Hoy sigo profundizando en Somatic Experiencing, una mirada que me apasiona porque permite trabajar desde el cuerpo, el sistema nervioso y la memoria traumática de una manera muy respetuosa.

Poco a poco he ido desmantelando miedos e inseguridades y mi cuerpo se abrió a vivir la intimidad como deseaba. Me hice una reverencia a mí misma. Esta ha sido mi revolución.

Esto es grande, cambia vidas, quiero compartirlo y dedicar mi vida a ello.