Soy Lucía,

Una mujer que cambió de profesión y luego de país. Decidí seguir mi instinto, venirme a vivir a España y seguir formándome profesionalmente.

Me gusta crear vínculos honestos, me considero una persona cercana y uno de mis mayores placeres en la vida es bailar. 

Antes de estudiar Sexualidad y Gestalt, estudié Comunicación Audiovisual. Desde que era muy joven y estudiante tuve mucha curiosidad por todo lo relacionado al sexo, ya que yo no tenía mucha experiencia. Veía escenas de sexo en las películas queriendo entender cómo las personas vivían sus sexualidad. Era lo que había disponible y lo tomé como referencia. Demoré un tiempo en darme cuenta que aquello que vi en tantas películas no se acercaba para nada a la realidad ni era lo que garantizaría un encuentro sexual placentero.

Mi vida sexual se basaba en complacer para que me quisieran. Y aunque disfrutaba de los encuentros, no lograba soltar el control y eso me impedía llegar a los orgasmos compartidos. Algo en mí no estaba habilitado para entregarse a esa rendición. Decidí empezar una travesía de sanación profunda. Entendí la importancia de la educación sexual y de los mensajes que muchas recibimos al crecer siendo mujeres. Los desafié y cuestioné.

Estuve medio año viajando por Asia conociendo su espiritualidad, templos y centros de meditación. Escuché allí por primera vez sobre el tantrismo. Luego volví a Chile y comenzó la pandemia. En ese momento empecé a estudiar sexualidad y tantra. Me inicié con la terapia de los huevos yoni. Mientras me acompañaba el yoga y la meditación.

Poco a poco fui desmantelando miedos e inseguridades y mi cuerpo se abrió a tener la sexualidad y los orgasmos que deseaba. Me hice una reverencia a mí misma, esta ha sido mi revolución.

Esto es grande, esto cambia vidas, quiero compartirlo y dedicar mi vida a ello.

Quiero mostrar sobre lo que
poco se habla, derribar mitos, tabúes y abrir mentes.

Me declaro defensora del placer, porque el placer sana y el autoplacer más aún. Me declaro defensora de los derechos sexuales y humanos, porque no están separados.